miércoles, 21 de julio de 2010

Ysa, ¿me ayudas a preparar el viaje?

Me dijiste una vez que cuando haces un viaje, llenas la maleta de ilusiones y que, cuando vuelves, la traes llena de recuerdos… La verdad es que tiene mucho sentido, aunque has olvidado unas cuantas cosas que también llevas y traes.

Cuando vas a pasar un tiempo fuera, sabes que lo primero de lo que te vas a desprender es de tus hábitos; tienes que estar dispuesto a cambiarlos o moldearlos a la nueva situación, y eso no siempre es fácil… Lo bueno es que nos vamos de vacaciones y el cambio de la actividad frenética al descanso no cuesta tanto (mi madre dice que a hacer el vago, uno se acostumbra rápido…).

Solo hay que mentalizarse de que lo que vamos a hacer es descansar y todo irá bien… Dejar atrás cosas como el trabajo, las preocupaciones, el estrés, el intento de tenerlo todo bajo control, la angustia por saber que está pasando allí donde tú no puedes estar… Sabes que lo digo por los dos, y que a mi me va a costar más que nadie, pero debemos intentarlo. Si conseguimos dejar todo eso atrás, viajaremos más ligeros y en la maleta entrarán muchos más recuerdos…

Al llegar a un sitio nuevo, te desconciertan siempre una serie de factores: la gente, las costumbres, la forma de decir las cosas, la comida y sus horas… Todos hemos pasado alguna vez por una circunstancia similar en alguna ocasión y hemos salido de ella con más o menos éxito; depende de nuestra propia adecuación al medio y a las circunstancias que nos rodean… La parte buena de esto es que vuelvo a lo que fue mi casa durante mucho tiempo, y será fácil acostumbrarme (no te preocupes pequeña, que voy a ser tu amigo todo el rato y, a no ser que así lo quieras, no estarás sola).

Pero no sólo es lo que llevas, sino también lo que traes. Aparte de todos esos recuerdos que iremos acumulando poco a poco, también nos traeremos sensaciones con nosotros: La paz de lo alto del mirador de las ruinas de Machu Picchu y el cansancio de caminar todo el día a través de ellas; la aventura de los paseos por Tarapoto y la selva que lo rodea, así como los lugares en los que de niño pasaba mis vacaciones…

…El ajetreo de las calles de Lima y el lujo de algunas zonas de la ciudad, que contrasta con la humildad de otras, pero donde se siente el calor de un hogar. La sencillez de la ciudad del Cuzco, donde en tiempos inmemoriales, los españoles dejaron una preciosa arquitectura como herencia (mezclada con la arquitectura inca, claro); el agotamiento de visitar tantos sitios en tiempo récord, incluido la imprescindible visita a la reserva de Paracas y a sus pingüinos: auténtico artífices de éste viaje… pero sobre todas las cosas, hay una…

En éste viaje vas a ver donde nací y donde crecí, vas a oír historias sobre mí que te harán reír y que no podrás creer, vas a conocer a familiares de los que desconocías hasta su existencia y vas a comprender porque, a veces, hago las cosas como las hago… En definitiva, vas a compartir conmigo cosas que no he compartido con nadie que no sea de mi familia, que algunos amigos han visto, pero que no van a vivirlo como tú…

Espero que en nuestras maletas quede hueco para las cosas más importantes que regresarán con nosotros: más complicidad, más cariño y más amor que espero que haga que los momentos vividos en el viaje, nos recuerden cada segundo que lo nuestro es muy, muy especial y que va durar, no “para siempre”, como dicen algunos, sino por “mucho tiempo”, y añado: más tiempo incluso del que se puede contar…

3 comentarios:

Águila Coja dijo...

Mejor no recuerdo lo que se me coló a mi en la maleta...biiicho!!fus fus...menos mal que vas con ysa, así no me preocupo de que no vuelvas.

Anónimo dijo...

Desde luego, no nos podemos quejar del viaje que hemos hecho, apenas cabían los recuerdos en la maleta... eso sí, 23.00 kg, que no es plan de regalarle nada a iberia...
Ya queda menos para el siguiente, no? :-)

De pilier a cantautor dijo...

Ya queda menos, sin duda... Por cierto Aguililla, te recuerdo que no se te coló nada, la maleta la hiciste tu solito...