domingo, 7 de junio de 2009

No hay mal que dure 100 años

Las cosas en la vida pasan principalmente porque las buscamos, no todo depende del azar.

Si hubiera dedicado mi esfuerzo en una sola cosa, quizás la habría conseguido, pero no es mi carácter, me gusta probar un poco de todo y saber que puedo hacerlo bien, ser bueno en algo y nada más. La gloria es para el que la lucha cada día, y yo soy bastante vago para eso...

Si mi madre no hubiera estado sentada viéndome estudiar, no lo habría hecho. La prueba es que cuando dejó de hacerlo, no me fue del todo bien. Pero finalmente estaba solo en los exámenes del colegio y demostré de lo que era capaz.

Si hubiera dejado a todos mis amigos, y principalmente a mis hermanos y mi madre cuando mi padre me propuso irme a vivir a Lima con él, mi vida habría sido distinta, incluso yo sería una persona distinta, pero no sé si esa persona me caería bien o no... creo que más bien no.

Si hubiera abandonado el instituto, como tenía planeado no habría conocido a Ysa, que me apoyo y me ayudó a conseguir lo que era una meta inmediata y muy lejana: ir a la universidad. Es cierto que si no es por ella no me habría esforzado para conseguirlo, pero quien se partió los cuernos estudiando fui yo, no ella (aunque sufría un deja vu levantando la cabeza de los libros en la biblioteca y comprobando que estaba allí y me veía estudiar).

Seguro que nada habría impedido que me apuntara al equipo de rugby, y esto hizo que descubriera otra forma de ver las cosas... no se trata de rendirse, sino de buscar la mejor opción para llegar al mismo sitio. Por eso al verme ahogado en la carrera (y malgastando el dinero que no tenía, más que nada por vago) me fui a hacer el módulo de grado superior de Análisis y Control y gracias a mi esfuerzo (y a la ayuda de mis amigos) lo terminé y me fui de prácticas al CSIC. Elegir este sitio y no otro, fue importante, ya que (aunque Ysa diga que tengo antepasados fenicios) lo preferí a otra opción remunerada.

Si Marcos no me hubiera dicho lo de las Becas Finnova, no habría optado a ellas y no habría adquirido un año de experiencia en la UCM y no habría conocido a gente como Ruimán, André, Irene, David o Aurelien, que me dijo hace poco que sabía que me iba a ir bien y que no me rindiera.

Si hubiera obtenido una plaza de técnico en Químicas en la UCM, no me habrían dado trabajo en una fábrica, no habría pasado por la calle en la que ahora vivo y no habría visto el cartel de se alquila. No habríamos visto el piso y no hubiéramos decidido quedárnoslo.

Si no me hubieran echado de ese sitio abusando de mi trabajo, Ysa no me hubiera demostrado (una vez más) lo mucho que me quiere, y lo maravillosa que es, ya que lejos de echarse atrás el día de la firma, me apoyó y me mantuvo durante meses...

Si no hubiera perdido el autobús, no habría cogido el metro, y no habría visto el 20 minutos del día anterior tirado en el suelo. No lo habría leído ni habría visto las plazas para contratos JAE Técnicos que ofrecía el CSIC. No habría podido avisar a mi amigo Marcos y no nos habríamos podido presentar. Si Marcos no hubiera elegido plazas en Barcelona no le habría tocado una buena plaza, donde desarrollará todo su talento...

Las cosas en la vida no pasan solo por azar, la suerte es para el que la busca; si no compras lotería no te toca, si no apuestas, no ganas... Si me hubieran cogido el teléfono el lunes cuando llamé a mi antiguo trabajo, a lo mejor me habrían ofrecido un contrato de 2 meses... si no se hubiera presentado gente al examen práctico de conducir el miércoles yo hubiera estado en clase y no habría podido coger el teléfono... si mi madre no hubiera venido a casa ese día no habría podido darme un abrazo y secar las lágrimas de niño que me corrían por la mejilla al colgar y averiguar que me habían seleccionado para un contrato de 2 años en el Instituto de Investigaciones Biomédicas Alberto Sols.

Llevaba más de una año sin trabajar y estaba desesperado... el día 10 voy a firmar el contrato y me voy a esforzar al máximo para conseguir aprender y progresar en este campo... Ahora estoy en condiciones de decirlo: no hay mal que dure 100 años.