viernes, 30 de marzo de 2012

Cuando queremos que todo siga como está...

Cuando alguien se te acerca y te pregunta que razón hay para hacer siempre lo mismo y de la misma manera, da por supuesto que estás completamente loco. Más allá de locuras, el ser humano es un animal de costumbres y a nadie le gusta que las cosas cambien, y menos si son cambios grandes...

Hace unos pocos meses que me enteré de la noticia de la boda de Estrella y de la Boda de Alfonso... amigos míos de siempre que van a cambiar su relación de pareja por un matrimonio... yo no tengo nada contra el mismo, simplemente creo que no es para mi. Además tengo la suerte de contar con el apoyo de Ysa en éste aspecto, lo que me da mucha tranquilidad. Es un cambio, pero seguro que es para bien. Si alguien quiere dar ese paso es por que necesita darle la oficialidad que merece su relación y compartirla con todo el mundo... De momento yo no necesito "oficializarlo", creo que los casi 12 años de relación lo hacen en mi lugar... Aunque era mi intención ir a ambas bodas, me será imposible estar en una de ellas por motivos de trabajo, pero saben que cuentan con mi apoyo para lo que necesiten, eso no cambia...

Hace unas pocas semanas Nacho se fue a vivir a Alcobendas. Va cerca de Juanma, lo que es bueno, pero lejos de donde había vivido hasta ahora, y eso me apena. Sé que la casa es más grande y que vive mucho más cerca del trabajo... Cualquiera (incluso yo) le hubiera dicho que hacía lo correcto. Necesitaba un espacio más grande para su recientemente inagurada familia y supongo que los alquileres en las afueras son más baratos... pero eso no es lo que me preocupa. Aunque no lo diga, y casi siempre esté de mal humor por el trabajo y por el curso, es mi mejor amigo y nos veíamos sólo los días de partido. Por más que me esfuerce, no recuerdo la primera vez que fui a jugar a su casa a la consola hasta el amanecer y las veces que me dormía con el mando en la mano, los conciertos que preparábamos y que salían bien luego, pero no según lo previsto; tampoco se contar las tardes que ha pasado en el kiosco conmigo triplicando el precio de las cosas... está claro que nos hacemos mayores y que no podemos seguir haciendo cosas de críos, pero eso no significa que me guste... Es un cambio inevitable, solo hay que adaptarse a la nueva situación y hacer las cosas lo mejor posible... por ejemplo escribiéndolo en el blog. Todos los cambios, aun los más ansiados, llevan consigo cierta melancolía.

Hace una semana, una compañera del curso de Análisis Químico que hago por las tardes en la Politécnica, dejó de dirigirme la palabra y, poco a poco, deja de hacerlo con todos los compañeros de clase que más relación tienen conmigo, y junto con los que antes formábamos una pequeña aldea de irreductibles galos. Supongo que la culpa fue mía en lanzarle puyas sobre sus injustificadas faltas a clase, pero al disculparme siguió con el enfado y la bola de nieve se fue haciendo cada vez un poco más grande... ahora ya no hay quien la detenga. No es una justificación, pero en esta vida hay que ser coherente con lo que uno dice y hace (no es fácil, pero esa es la cuestión). La mayoría de las veces nos cuesta muy poco juzgar las acciones de los demás y una barbaridad darnos cuenta de lo que hacemos mal. Quizás no debí decirle aquellas cosas ese día (no era su día, y desde luego no el mío); o quizás ella debió aceptar mis disculpas... no lo se, supongo que ya da igual. Este cambio claramente no es para bien y, aunque no lo parezca, me duele ver como se esfuerza en ignorarme; pero lo que tengo claro es que ni soy el malo ni el culpable. A lo mejor no le he caído bien nunca y era la excusa que necesitaba, aunque no lo creo (lo pienso para no sentirme peor); llevamos casi un curso entero juntos, en el grupo de clase somos personas muy distintas y, tarde o temprano, tenía que saltar la chispa. Me apena mucho que haya sido conmigo, pero es un cambio que tendré que aceptar... Si algo he aprendido en la vida es a no perder el tiempo intentando cambiar el modo de ser del prójimo. Es mejor intentar cambiar el mío.

Hace unos pocos días me enteré que Iván deja Nargy. Eso si que es un cambio. Los motivos no son de mi incumbencia, pero es inevitable sentir nostalgia. Si bien fue Edu quien me llevó a currar al Bernabéu la primera vez, fueron Iván y Fernando quienes me dieron la oportunidad de ser coordinador, y siempre les estaré agradecido… Fue Iván quien me llevó al Palacio de los deportes a mi primer concierto y a mi primer partido de baloncesto, confió en mí y me dio la oportunidad de demostrar mi valía. No voy a negar que le vaya a echar mucho de menos, que la forma de trabajar no vaya a ser la misma y que será difícil que alguien pueda sustituirle, pero debemos seguir para adelante. Sus amigos apoyamos su decisión, aunque nos duela que se marche, y podrá contar con nosotros siempre que lo necesite. Claro que será un cambio muy grande y que tendremos que acostumbrarnos; pero en esta vida, las cosas no pasan porque si. Kennedy dijo que el cambio es ley de vida y cualquiera que sólo mire al pasado o al presente, se perderá el futuro. El futuro nos deparará cosas buenas a todos los que nos esforzamos y luchamos por lo que creemos. Y eso que el futuro no para de cambiar...

Nadie puede decir que le gusten los cambios, así como nadie puede decirte que es extraño que hagas todo siempre de la misma manera porque no existe una única manera de hacerlo… Sobre todo porque cuando queremos que todo siga como está, es cuando necesitamos que todo cambie…