Cuando esperas que te pasen cosas, hay que procurar no
desearlas con demasiada fuerza, no te vayan a hacer perder la perspectiva. Hay
que relativizar todo, incluso las cosas que te hacen daño… ¿No dicen que lo que
no te mata te hace más fuerte?... Vale, no te matará… pero puede hacer que las
pases canutas…
Quizás es la ilusión la que te juega malas pasadas, las
ganas de demostrar de lo que eres capaz, la estúpida sensación de tener el
premio en el bolsillo… De repente algo cae sobre ti como una losa, te aplasta y
te devuelve a la realidad… Esa sensación hay que saber aceptarla, entenderla y
saber que tu momento llegará, pero no aquí ni ahora…
Estoy decepcionado, pero no es el final del camino. No he
llegado hasta aquí para rendirme y caer en el desánimo. Ha sido duro enterarse
y mucho más de la forma en la que lo he hecho, pero la culpa ha sido sólo mía:
por pregonarlo, por hacerme a la idea, por planear distintas formas de hacer
las cosas y que no se noten los cambios… Por no saber esperar y por quererlo
todo de forma inmediata… En definitiva por no tener paciencia y querer que
sucedan las cosas precipitadamente: esa nunca ha sido una de mis virtudes, y no
es la primera vez que me juega malas pasadas.
Para muchos, estos días han sido raros y no les culpo: lo
veía en sus caras, en sus gestos; era una mezcla entre tristeza, miedo e incertidumbre
que hacía que ir a trabajar fuera menos divertido que de hasta ahora… Aun así
sacamos el trabajo adelante y así debe ser: el barco seguirá flotando, sea quien
sea el timonel. Seguiré arriando las velas cuando sea necesario o remando como
he hecho hasta ahora. Lo único de lo que me puedo quejar es de la forma en la
que lo he descubierto. A nadie le gusta que le despierten mientras estas
soñando, cuando te quieres dar cuenta todo ha desaparecido y vuelves a estar en
la cama, estirando el brazo para matar el ruido que te devuelve a la realidad…
viviríamos mejor sin algunos ruidos…
No todo ha sido malo hoy. He visto gente preocuparse por mi
futuro y hacer cosas por mi a las que no estaban obligados. He tenido la
oportunidad de volver a demostrar mi valía y a disfrutar del apoyo de mi
familia y amigos cuando lo he necesitado. He recibido todo el cariño del mundo
cuando me he venido abajo y me han hecho sonreír. Alguien me ha comentado que
le gustaba lo que escribía y, ante éste hecho, he escrito cómo me sentía hasta
que el golpe ha dejado de doler… Ahora sé que tengo lo que necesito, que lo que
tenga que venir vendrá y que nada puede hacer que pierdas la Fe en mí… Incluso
lo que te hace más fuerte.
Hace unos días, muchos de mis compañeros y amigos han pasado
por lo mismo. Han visto cómo sus ilusiones y pretensiones se deslizaban
despacio entre sus dedos y miraban con recelo cómo caían en manos de otro. Lo
que más te puede doler no es que no te elijan, es que no se tenga en ti la
suficiente confianza como para decírtelo antes. Lo habrían entendido. Yo lo
habría entendido. Antes no podía decirlo, nunca tuve ésta sensación, pero ahora
si: Lo siento chicos, de veras… Ahora os comprendo mejor que nunca.
1 comentario:
Ánimo, que este tipo de cosas te las seguirás encontrando en el camino de la vida, por lo que no dudes que esto hace mas fuerte...muchos besazos
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